Madres singulares

Palabras con aprecio infinito para todas las mujeres que hacen de su vida reproductiva un ejemplo de abnegación amorosa para que la sociedad tenga mejores ciudadanos cada día.

Madre planchando con niño en brazos. Con fines de ilustración solamente, tomada del banco de imágenes de Google en Internet.
Fotografía usada para ilustración solamente. Tomada del banco de imágenes de Google en Internet.

Aunque todas las mujeres que engendran, alumbran y desarrollan la vida de sus hijos merecen el reconocimiento de madres singulares, algunas causan admiración extraordinaria porque llegan al extremo del sacrificio para procurarles bienestar y despejarles el camino a fin de que alcancen un sitial decente y promisorio. A estas últimas nos referimos en este artículo.

 

Se las encuentra en todos los estratos comunitarios, desde los más sencillos a los más opulentos; sin embargo, la consagración y el esfuerzo son más notables en las que menos tienen, porque su acción se desenvuelve con grandes limitaciones que rebasan todas las posibilidades del ambiente de necesidades donde viven.

 

Conocemos madres confinadas en su oficio interminable de lavar indumentaria de familias ajenas para ganarse un sustento diario mísero, algunas de ellas teniendo que soportar además los sobresaltos que les provoca el marido déspota, grosero y brutal. Madres esclavizadas en trabajos de artesanías, del comercio informal o sirviendo en hogares que les exprimen las fuerzas hasta el máximo por un salario mínimo.

 

Madres que se privan de todo para que sus hijos puedan alimentarse, vestirse y estudiar; inclusive para que no les falte algún dispositivo electrónico de esos que son tendencia social de moda. Madres que sufren afrentas, humillaciones y desprecios antes de lograr un poco de ayuda urgente. Madres que, en fin, dan su vida para que florezca la de sus hijos.

 

Con fines de ilustración solamente. Tomada del banco de imágenes de Google en Internet.
Foto insertada con fines de ilustración solamente. Tomada del banco de imágenes de Google en Internet.

La tarea de ser madre es portentosa. Imagine nada más a esa que lidia con niños de poquísima edad, necesitados de atención constante y esmerada, teniendo además que desempeñar un trabajo remunerado para el sustento familiar y adicionalmente administrar ella sola los quehaceres diarios e inevitables de la casa. En esta situación se hallan muchísimas madres jóvenes de economía pobre.

 

Esas madres, que a pesar de todo enfrentan la vida con paciencia, entusiasmo y esperanza, dedicadas a formar hijos educados, ilustrados y productivos, esas son las Madres Singulares a quienes la sociedad les debe mucho más respeto, reconocimiento y premio.

 

Ellas son fuente de vida y un medio invalorable de felicidad. Sus hijos han de colmarlas de atenciones y afectos todos los días de la vida. Y nosotros les ofrecemos estas palabras con aprecio infinito.

 

MANTA, mayo 11 de 2014.