Deja 33 años de su vida en el “Parque del Marisco” 

Un área de la playa marina que forma el perfil costero de la ciudad de Manta (Ecuador), en la zona de Tarqui, aloja desde hace muchos años una agrupación de cabañas particulares que sirven al público comida elaborada en base de peces y mariscos extraídos por pescadores locales. A ese conjunto de comedores se le llama “Parque del Marisco”, administrado por la “Asociación de Propietarios de Bares y Restaurantes Nuevos Amigos”, es decir los dueños de las cabañas.

María Elena Calvache Ponce responde una llamada telefónica en el Restaurante El Acuario del "Parque del Marisco", Tarqui. Manta, Ecuador.
María Elena Calvache Ponce, fundadora y exdueña de la Cabaña Restaurante El Acuario.

En ese lugar, concurrido frecuentemente por comensales de Manta y de otras partes del mundo, ha vivido desde los 9 años de edad María Elena Calvache Ponce, la protagonista de esta historia. Desde cuando en los años de la década de 1980 su madre, María Elena Ponce Rosales, estableció allí uno de los comedores donde María Elena pasaba todo el tiempo, salvo los horarios de estudio, hasta que formó su propia familia y para sostenerla creó en ese sitio la Cabaña Restaurante El Acuario.

 

Treinta y tres años han pasado desde que María Elena llegó para establecerse en lo que hoy es el “Parque del Marisco”, que al principio era solamente la playa de Tarqui. Ahí se hizo adulta y transcurrieron las horas de sus tareas de estudio hasta alcanzar el título universitario de Ingeniera en Administración Turística, conferido por la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam).

 

LA CATAPULTA DE UN AMOR

 

En ese ambiente natural, envuelto por la brisa marina y pincelado por los rayos polícromos del Sol en los atardeceres magnificentes que el astro dispensa, María Elena conoció a Christop Schneider, el amor de su vida con quien se unió en matrimonio y tuvo a su único hijo, Markus Ernesto. Aunque la unión apenas duró 10 años, en ese lapso construyeron juntos El Acuario y lograron posicionarlo como un oasis dentro del “Parque del Marisco”, tanto por su concepción y estructura ecológicas exclusivas, cuanto por la diferenciación del menú y la prolijidad de su preparación y presentación.

 

Schneider, originario de Alemania, dejó la marca de su juventud y de sus ideas extraordinarias en la cabaña. Él amplió los horizontes de María Elena y la llevó a conocer un poco más del mundo allende los mares. Ahora está radicado en Guayaquil, donde administra su edificio de apartamentos para alquiler.

María Elena Calvache posa junto a su madre, María Elena Ponce Rosales, cofundadora de la Asociación Nuevos Amigos del Parque del Marisco. Manta, Ecuador.
Con su madre, María Elena Ponce Rosales, cofundadora del "Parque del Marisco" y de la asociación que lo administra.

ALEGRÍAS Y TRISTEZAS

 

Hace pocos días El Acuario pasó a otras manos y María Elena dejó atrás 33 años de trayectoria jalonada de alegrías y tristezas, porque la vida de todas las personas tiene altibajos indispensables para su equilibrio emocional.

 

Para aquélla hubo momentos críticos, como cuando las ideas innovadoras de su pareja provocaban envidia y oposición de los competidores vecinos, o cuando entre los años 2006 y 2010 ella presidía la asociación Nuevos Amigos y los reclamos laborales de un antiguo guardián al servicio del gremio la despojaron parcialmente de sus derechos de ciudadana, porque ni la organización ni su presidenta pudieron responder por la alta suma de dinero demandada.

 

Las alegrías llegaron con las muestras de confianza de muchos de sus colegas de negocio, así como la del público, que favoreció primero al restaurante de su mamá y luego al de nuestra protagonista. Esa confianza se reflejó también cuando presentó actos sociales organizados por el gremio bajo su presidencia, como la elección de la señorita “Sirena del Mar” durante tres años consecutivos (2006-07-08) y la preparación de la “Ensalada marinera más grande del Ecuador”, eventos que concitaron interés nacional expresado en las múltiples publicaciones periodísticas que se hicieron de ambos casos.

 

Su destacada conducción gremial fue decisiva para la apertura de otras puertas en ámbitos antes desconocidos para ella. Estuvo en la directiva de la Cámara de Turismo de Manta y en la de algunas organizaciones sociales de la Parroquia Urbana Tarqui. Concurrió a eventos de promoción turística realizados en las principales ciudades del Ecuador y en otras del extranjero, como Cartagena de Indias en Colombia.

 

María Elena recuerda que numerosas personalidades de Ecuador han probado la comida que sirve el “Parque del Marisco”. Para ella es particularmente memorable la presencia de oficiales y soldados de un ejercicio naval UNITAS, que al servirse en El Acuario la obsequiaron con gorras simbólicas de sus respectivas unidades, permitiéndole hacer toda una colección de esas prendas.

 

Esta mujer emprendedora deja su propia huella en el “Parque del Marisco”, espacio que fue su hogar y el eje central de sus realizaciones personales. Los recuerdos que de él tiene la invaden de nostalgia, pero se alegra por todas las vivencias que han formado su acervo y asida al cual traza horizontes nuevos que los bríos de sus 42 años de edad le impulsarán a alcanzar.

 

CONTRIBUCIÓN AL DESARROLLO TURÍSTICO

 

Ella dice que el “Parque del Marisco” ha hecho mucho por el desarrollo de las actividades turísticas en Manta, pero reconoce que ya es hora de renovar el talento humano que maneja cada una de las cabañas y el que dirige la organización gremial. Nota la ausencia de una “agenda de actividades” de mercadotecnia, así como a la ciudad le hacen falta atractivos turísticos, más allá de la playa, el puerto y los dos museos.

 

Cuenta que algunos restaurantes del lugar tienen disponible un menú popular para servir a los turistas ecuatorianos o de otros países que llegan en grupos numerosos pero de economía baja, aclarando que el precio aparentemente alto de algunos platos obedece al costo elevado de ciertos peces, mariscos y otros ingredientes.

 

También admite que el personal que sirve en las cabañas tiene que capacitarse mejor para el desempeño de sus funciones específicas, tarea que debería ser apoyada por los organismos públicos inmersos en el quehacer turístico. María Elena cree que estas entidades deben dar “más capacitación y ejercer menos control.”

 

Y pese a que se lleva una amarga experiencia de su paso por la dirigencia del gremio, tiene conciencia de que esta organización constituye puntal fundamental en el mantenimiento y desarrollo del “Parque del Marisco”. A la sombra de esta entidad hicieron los eventos que trascendieron internacionalmente y posicionaron el nombre de la agrupación, además de ser el vínculo con las autoridades estatales, con las que por cierto mantienen relaciones cordiales y de cooperación recíproca, como lo prueba el almuerzo diario que la asociación brinda sin costo para los agentes que atienden la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) en Playita Mía.

 

Revista LA GENTE de Manabí

MANTA, octubre 12 de 2014.


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